Es día jueves y la hora de cenar esta encima, no tengo idea qué voy preparar hoy pero de lo que si estoy segura es qué es lo que NO voy a servir ni hoy, ni el próximo jueves y, ¿Quién sabe cuántos jueves más? Así es, no voy poner en mi mesa ni para mí ni para mi familia un Pache.
¿La razón? Un día como hoy, hace dos meses degusté por última vez este delicioso platillo y el recuerdo que viene a mi mente no es del todo agradable, más bien, empaña de a poco la mirada y aclaro que no se debe a un mal sabor de boca sino a la procedencia del mismo.
Es increible como algo tan sencillo como recibir de una mano generosa la cena para la familia se volvió la antesala del trago más amargo que he dado hasta el momento.
Iban ya dos jueves consecutivos en los que mi suegro, por cuenta propia, salia comprar los Paches y me los daba para la cena, al día siguiente preguntaba, ¿Les gustaron los paches? con cierta satisfacción en la mirada al saber que nos había "echado una mano" con la comida.
Pero el viernes siguiente ni me preguntó, ni pude decirle que sí, estaban ricos los paches...Él ya se había ido cuando llegamos a verlo.
Al momento de saber de su partida no me pude quebrar, tenía que estar fuerte porque había alguien más que estaba desmoronado y necesitaba de mi apoyo para sostenerse, mi esposo.
Sin embargo, esas cosas que a veces parecen tan cotidianas y no parecen tener relevancia son las que más se llegan a sentir ante la ausencia de los seres que amamos y que solo con el paso del tiempo vamos viendo cuánto nos faltan.
No se si tuve una gran relación con mi suegro, no se si fui la mejor nuera, solo sé que íbamos juntos al mercado, salíamos a barrer la basura de los cohetes que quedaban en la calle pasado el 24 de diciembre, me ayudaba con la limpieza de la cocina mientras yo atendía a los niños, charlabamos de política, mecanica y fútbol, veíamos las noticias y armabamos tremendo debate. Aplaudía en primera fila mis recetas. A veces también discutiamos por nada y a veces me daba la razón en todo pero siempre, siempre me hacía reír.
Ayer se cumplieron dos meses desde que se fue y en ocasiones todavía pienso en venir a comentarle algo que observé por ahí, a veces todavía me surge el impulso de preguntarle algo, a veces pienso que quien llama por teléfono es él.
No, creo que no he asimilado del todo su muerte, veía ese día como algo tan, tan lejano y repentinamente ocurrió, no se si compartí lo suficiente con él o no, lo único que puedo decir es que uno nunca sabe cuanto puede llegar a extrañar a alguien hasta que ya no está.
Definitivamente cenaré cualquier cosa menos un Pache, tan solo el aroma que emana del lugar donde los venden trae a mi memoria aquella noche, la última que lo vimos con vida y aunque en mi mente resuenan sus bromas el corazón todavía no supera esa cena, la última.
😭😭😭 lo extraño muchísimo, la vida ya perdio gran parte de su brillo
ResponderEliminarAhora todo es diferente, todo 😓
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