viernes, 2 de diciembre de 2022

Las Estrellas Brillan por Ti Allá en lo Alto



Tengo un poco más de 18 años trabajando en la imprenta, llevo prácticamente la mitad de mi vida en esta ocupación, aclaro que mi profesión es otra, pero esto es lo que me ha dado para vivir desde aquel 12 de junio del año 2004 cuando doña Aurelia Santos González me contrató como su secretaria, fue una "entrevista" corta. Recuerdo que tenía sus lentes puestos y me observó por encima de ellos, me hizo un par de preguntas a las que respondí con mucha seguridad y, que hoy confieso, lo hice sin tener la menor idea de lo que implicaba realizar el trabajo, ¡Me contrató! 

Desde ese día empecé a aprender todo lo que sé hoy y no solo eso, empecé a formar parte de una familia que no era la mía, doña Aury, como todos la conocían no solo me trató como su secretaria, me hizo parte de su familia. Ahí estaba yo en eventos de sus hijos y sus nietos. Me hacía participe de sus actividades en la iglesia, compartía conmigo sus amistades, sus anécdotas, su historia, sus vivencias y siempre, siempre que lo hacia antes me ofrecía un café. En ocasiones cerrábamos la jornada laboral en grandes tertulias, otras veces con el rostro inundado en lagrimas pero siempre con un beso y un cálido abrazo de despedida. 

Pasaron unos cuatro años o más en esa afectuosa relación patrona-empleada hasta que un día, por obra de Dios esa relación trascendió a algo más "íntimo" ya éramos suegra y nuera.
 
Seguimos trabajando juntas y parte de este trabajo era imprimir invitaciones de boda, en todos estos años he visto muchas diseños de participaciones y he leído hermosos versos que los novios se dedican entre sí al momento de elaborar sus tarjetas. Uno de los más usuales es un trozo del que cita Rut 1:16-17

"Dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios


Luce muy romántico y espiritual, sin embargo, desde mi perspectiva es una porción de la palabra que va en un contexto aun más profundo. Puesto que esas palabras Rut no las expresó para su prometido, ni aun a su propio esposo, Rut expresó tan sincero e incondicional amor a Noemí, su suegra; la madre de un esposo que había muerto y con quien ya no tenía ninguna obligación. Pero, la pregunta es -¿Qué hizo Noemí para merecer ese amor incondicional de su nuera?- 

Seguramente, Noemí fue una suegra que estuvo presente en todo momento, que apoyó a su nuera sin esperar nada a cambio, que cuidó de su nuera, que defendió a su nuera cuando fue necesario, seguramente se acompañaban en  fe y oración tal y cómo lo hacíamos mi suegra y yo. 

A donde quiera que iba mi suegra, iba también yo; donde vivió mi suegra, viví también yo;  Jutiapa el pueblo de mi suegra, también se volvió mi pueblo; y su Dios también es mi Dios.

Hoy sigue siendo una fecha especial, en mi corazón celebro sus 70 años, si ella estuviera físicamente con nosotros sin dudarlo la fiesta hubiera sido a lo grande, como a ella le gustaba celebrar, con toda la familia, sus hijos, sus nueras  y sus nietos comiendo en su mesa, rodeándola.  

Cuando la conocí yo tenía 17 años, el día que ella partió yo tenía 34 años, compartí con ella literalmente la mitad de mi vida y no fue suficiente para mí. En ocasiones aun quiero llamarle, visitarla, ofrecerle un café, contarle las buenas nuevas o simplemente desahogar las penas con ella. La extraño, tanto que aun conservo el que era su numero telefónico en mi directorio. Hay noches en las que aparece en mis sueños, platicamos tan claro como cuando estaba entre nosotros. 

Me consuela saber que está gozándose en la presencia de Dios, su Señor y que algún día estaremos con ella mientras tanto, ¡Un beso y un abrazo al cielo, Feliz Cumpleaños Taby! 

 

 

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