sábado, 18 de agosto de 2018

Paz en la Tormenta

En los últimos días estuve meditando acerca de cómo sin saber, todos tenemos una situación en común, todos tenemos alguna preocupación, una pena, algo que nos aflige, eso que no nos deja dormir, o comer y a veces ni siquiera pensar, pero al mismo tiempo todos tenemos algo por lo cual debemos estar agradecidos, el verdadero problema surge cuando nos enfocamos más en eso que nos aflige y que en ese preciso momento no podemos resolver y no en lo que sí tenemos y que podemos disfrutar en ese momento. 
Nada nuevo en realidad, Jesús lo dijo, en San Juan 16:33 dice "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" Se lee muy fácil, honestamente quisiera haberlo entendido desde la primera vez que lo leí y no es que ya lo haya llegado a comprender al 100%, aún estoy en el proceso.
Entonces,  todos tenemos problemas, de cualquier tipo, así también todos tenemos momentos, sí, hay un día de la semana, un momento del día en el que quisiéramos estallar, gritar, romper en llanto, golpear, patalear, o no sé, hablo por mí, mi temperamento me mueve a esas emociones, sin embargo he aprendido a que debo confiar en Él, Él ya venció todo eso que en determinado momento me hace llegar a mi limite de cordura y razonamiento.
Estar afligido es una situación que nadie busca, nadie planea llegar a eso, aunque a veces la razón por la cual llegamos hasta ahí es por no planificar, en fin...Nadie absolutamente quiere pasar por una aflicción, aunque es parte de la vida, decía el Pastor Cash en una predica que existen tres clases de personas, 1. Las que están en una crisis 2. Las que ya salieron de una crisis. 3. Las que están por entrar en una crisis. Una vez comprendido esto he aceptado que no soy la única con problemas y sobre todo que no debo sentirme avergonzada por ello, generalmente las aflicciones más notables son las financieras, aunque no las más difíciles o importantes, pero sí es algo que aunque en diferentes escalas afecta a cualquier tipo de clase social. Eso no significa que la salud no nos aflija o las relaciones interpersonales, con la familia, con los compañeros de trabajo, de estudio y, ¿Qué decir del cónyuge? No hay área de nuestras vidas  exenta de sufrir alguna aflicción. 

Hay un refrán que cita "No por mucho que madrugues amanece más temprano" una verdad contundente, diariamente me levanto a las 4:00 a.m. y cuando lo hago el sol no ha salido,  aun si me levantara a las 3:00 a.m. el sol no saldría, es mas, ni cuando he pasado la noche en vela el sol no sale sino hasta las 6:00 a.m. aproximadamente y eso exactamente sucede con nuestras aflicciones aunque sabemos que Jesús ya venció, aunque sabemos que somos hijos de Dios y estamos bajo su cuidado muchas veces pensamos que nosotros mismos, por nuestra cuenta, intentando tomar el control vamos a resolver eso que tanto nos aflige y por nuestra cuenta no solo no lo logramos sino caemos en el afán de seguir intentando, le damos vuelta al asunto una y otra vez desde el mismo punto de vista esperando resultados diferentes sin antes haber hecho lo que como hijos de Dios debemos. 
Filipenses 4:6 nos dice "Por nada estáis afanosos, sino sean conocidas todas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" Este versículo ha sido mi acción diaria desde hace un tiempo, en esos  momentos en los que hasta mi vista se nubla y mi sien deja ver la intensidad de mis pensamientos no he hecho más que llegar y decirle -Padre, quita este afán, dice tu palabra que antes de estar afanada debo presentar mis peticiones pero ya lo estoy, así que quita el afán, trae paz y toma control de mis peticiones- no les voy a decir que al momento del Amén y abrir mis ojos todo está resuelto porque no es en mi tiempo, es en el tiempo de Dios, todo tiene un propósito incluso, esas situaciones que a veces no entiendo y algo he aprendido, cuando ocurre algo que no me espero, que definitivamente no he contemplado ni por un segundo y siento que voy caminado en la ruta del afán voy y le digo -Padre, no lo entiendo, no lo comprendo, ayúdame Tú a estar en paz y muéstrame cual es el propósito de todo esto- Y Él me calma, es como si quitaran una tonelada de acero de encima de mi corazón, ahí es donde compruebo lo que nos dice  Filipenses 4:7 "Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" no importa la magnitud de la tempestad, en medio de eso Él nos trae esa paz que ni nosotros mismos entendemos o imaginamos llegar a tener. Sin dudar, puedo decir que el propósito de Dios de permitirme estar en medio de una crisis es mostrarme su amor, llenarme de su paz y hacerme entender que pase lo que pase Él está conmigo, por encima del miedo, por encima de lo agobiante que resulta la situación, por encima de lo que los demás puedan decir o pensar de nosotros, Él nos conoce, Él es el único que puede ver dentro de nosotros y por lo mismo Él es el único que puede darnos ese alivio y la respuesta a nuestras peticiones, Él es nuestra fuerza, nuestra ayuda, nuestro auxilio, nuestro pronto socorro, a Él y solo a Él debemos acudir ante cualquier situación, claro, Él también usa a las personas para hablarnos y bendecirnos en esos momentos, a veces personas que ni nos imaginamos nos dan esa palabra pero llega cuando clamamos antes a Él por una respuesta.

Recuerdo que hace unos meses tuve un problema con un pago que recibí de un cliente, sucede que me pagó con un cheque y cuando llegué a la ventanilla me indicaron que un no estaba autorizado para pagarlo, era un día sábado al medio día, desde el día viernes yo había planificado lo que haría al hacer efectivo ese pago, tenia entre ello estimado el pago de planilla y de un proveedor, al cual el día lunes nuevamente le pediría material para trabajar, así que cuando me dijeron que no me pagarían el cheque todo se me vino abajo, ahí en ese momento, algo afanada,  le dije -Padre, no entiendo, no entiendo, no entiendo, ayúdame porque no lo entiendo- Me comuniqué con el proveedor y con mi equipo y les di la noticia, no habría pago sino hasta el lunes, para mi sorpresa, la respuesta de ambos fue -No se preocupe, el lunes será otro día- cuando recibí esas respuestas supe que era Dios diciéndome que me calmara, que ya llegaría el lunes y resolvería, tuve paz. 
En conclusión, no podemos controlar absolutamente nada más que nuestra actitud, o nos hundimos en medio del afán y los problemas o vamos y le entregamos ese afán y las cargas a Él, a cambio recibiremos primero su paz y luego vendrán las respuestas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario