Fue un año con altibajos, como todos los años anteriores pero para mí, a pesar de la situación por la pandemia Covid-19 fue de mucha satisfacción.
Un año en el que Dios me permitió realizar uno de mis más grandes anhelos, continuar con mis estudios. Este año fue mi primer año en la universidad, un sueño que había dejado pausado desde el año 2009.
Conocí nuevas personas, enfrenté nuevos retos, descubrí nuevas habilidades en mí, disfruté de realizar mis proyectos, que aunque pequeños dejan un gran sabor a triunfo.
Cada día vi la mano de Dios en todo...mi familia, mi trabajo, mis estudios. Vi como su palabra se cumple cuando dice que " a los que le amamos todo nos ayuda a bien" porque cosas que parecía que no iba a poder realizar en otra época, las realicé ahora, en medio de la pandemia.
Faltan pocas horas para iniciar un nuevo año, el tan esperado 2022, año que una vez más vemos con la esperanza de volver a la normalidad, clases presenciales, reactivación de la economía, eventos, etc. pero en mi corazón el único anhelo es que la voluntad de Dios, que es Buena, Agradable y Perfecta, se cumpla en mi vida y la de mi familia. Él y solo Él sabe que traerá el 2022 y sé con toda certeza que aunque vengan cosas difíciles todo obrará para bien.
Sin duda, hubieron cosas que quedaron pendientes de lograr y momentos muy duros de superar en este año que termina, pero es momento de dejar todo eso atrás.
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. (Isaías 43:18-20)